El defensa colombiano regaló el gol del empate al Brescia y cometió un penalti que Julio César logró detener en el 90’
Julio César amarró un punto en el 89 al parar un penalty
El Inter regaló ayer dos puntos contra el Brescia (1-1), y aun pudieron ser tres si Julio César no le hubiera detenido un penalty a Caracciolo en el minuto 90, lo que a la postre puede significar que el equipo ‘nerazzurro’ echara al traste más de medio Scudetto contra el semicolista.
El Brescia, que ya se había llevado un sorprendente empate de San Siro en la primera vuelta, igualó el partido en unos minutos finales plagados de despropósitos por parte del Inter. Primero, porque Iván Córdoba, con un despeje de cabeza calcado al de Nani contra el Liverpool, obsequió a Caracciolo para que marcara el tanto del empate y después porque el propio defensa colombiano cometió un penalti sobre el goleador escapulado en el minuto 90 (salio expulsado). Por suerte para el Inter, Caracciolo erró el lanzamiento.
Hasta estos minutos finales fatídicos, nada hacía presagiar que el campeón italiano se iba a dejar dos puntos en Brescia. Tras el gol inicial de Eto’o, que marcó por tercer partido consecutivo, el Inter controló el partido con más efectividad que brillantez, pero la entrada de Córdoba resultó fatal.
El Brescia, que ya se había llevado un sorprendente empate de San Siro en la primera vuelta, igualó el partido en unos minutos finales plagados de despropósitos por parte del Inter. Primero, porque Iván Córdoba, con un despeje de cabeza calcado al de Nani contra el Liverpool, obsequió a Caracciolo para que marcara el tanto del empate y después porque el propio defensa colombiano cometió un penalti sobre el goleador escapulado en el minuto 90 (salio expulsado). Por suerte para el Inter, Caracciolo erró el lanzamiento.
Hasta estos minutos finales fatídicos, nada hacía presagiar que el campeón italiano se iba a dejar dos puntos en Brescia. Tras el gol inicial de Eto’o, que marcó por tercer partido consecutivo, el Inter controló el partido con más efectividad que brillantez, pero la entrada de Córdoba resultó fatal.
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